Metaverso, el aquí del futuro

Hubo un tiempo pasado que nos contaron la posibilidad de experimentar una vida digital y hoy eso es una realidad. El metaverso es la tecnología que permite interactuar con otras personas en mundos virtuales y en tiempo real, mediante la utilización de un dispositivo parecido a unas antiparras y dos joysticks, uno en cada mano, y que sirven para escáner el espacio en que el usuario se encuentra. A través de avatares, que son corpóreos digitales que representan la identidad de las personas, cualquiera se puede inmergir en un paisaje lunar, estar en medio de la batalla de Waterloo o bajar a una mina de cobre subterránea. Es la innovación tecnológica que permite usar la Internet como hasta ahora era imposible: o sea, adentro de la Red.

La ciencia ficción nos adelantó la existencia de esta tecnología. Con “Snow Crush” (1992), el libro del escritor estadounidense Neil Stephenson, es la primera vez que se utiliza esta palabra, abriendo desde aquel entonces la hipótesis de coexistencia entre lo físico y lo virtual como partes de una misma realidad. En estos 40 años lo que parecía una idea lejana, hoy toma sentido. La inmersión que se logra en el metaverso resalta lo innato de las personas frente a estímulos corrientes, aun cuando estos sean reproducidos de manera digital. La altura de un rascacielos provoca el mismo vértigo y el pavor a las arañas no se simula, se experimenta. Y es que tanto lo material de lo físico como lo inmaterial de lo virtual, hoy forman parte de eso que llamamos vida.

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El metaverso permite ligar nuestras acciones digitales en lo que tradicionalmente conocemos como realidad, aquella gobernada por las leyes de la naturaleza. Dicho de otro modo, podemos realizar acciones en el metaverso que tengan consecuencia en el plano físico, aunque sin los riesgos que esto trae aparejado. Así, por ejemplo, la capacitación de instalación de explosivos en faenas mineras es posible vivirla, a escala real y en entornos digital que, pese a que disminuye –acaso anula– los riesgos asociados, la experiencia en las personas queda. Y es que que ocurre en el metaverso continúa en día a día, y viceversa. De allí que con el tiempo espacios que eran habituales de trabajo (como las oficinas) se muden a espacios metaversales con el objeto de simplificar sus operaciones sin perder la interacción humana, aunque ahora sea en un plano virtual.

A juzgar por el comportamiento del mercado, el metaverso se convertirá cada día en una interfaz mayoritaria de acceso a Internet, abriendo campo más allá del uso nativo, los videojuegos, por lo que sus alternativas de aplicación a diversos rubros, tales como la minería, construcción, educación, por mencionar algunas, ya es un hecho. Esta amplificación de su uso incluso en la industria de la moda exige generar un lenguaje innovador respecto al diseño y programación de las soluciones digitales, lo que redunda en la forma de presentar los contenidos. De este modo, el público dejará de tomar atención a estímulos visuales en 2D, tales como fotografías o videos, y privilegiará la interacción con productos 3D, cual inmueble a adquirir o destino turístico que elegir antes de estar allí. Y es que la oferta tecnológica se deberá adaptar a esta exigencia, aquella que permita conectar visualmente los planos físicos y virtuales en tiempo real.

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Ciertamente se mantendrán muchas actividades humanas que son irremplazables, ya que seguiremos degustando una buena comida o cuidando nuestras plantas. Por eso que el metaverso no viene a reemplazar a la realidad, sino que la viene a ensanchar.  Lejos de la caricatura de un esclavo digital en que no nos moveremos de un asiento conectado a la Red, lo cierto que una parte importante de nuestras actividades se desenvolverán en entornos metaversales. Al permitir diseñar espacios que vayan más allá de los límites que conocemos, esta tecnología expandirá nuestros sentidos y, con el tiempo, nuestros intereses.  De alguna manera, lo virtual comenzará a inspirar lo físico con más fuerza en lo que viene.

 

Esto es en definitiva el metaverso: una tecnología que configura un espacio en que la humanidad se envuelve de un entorno digital, sin dejar de lado lo mundano del ser. Aunque la primacía de los Smartphone continuará por un tiempo como el dispositivo con mayor uso, el metaverso en tanto que interfaz en la Internet, es la aplicabilidad dominará progresivamente. Aunque en estos días sea una barrera de acceso el costo de los headset que ofrece el mercado, la vinculación de VR + AR + Metaverso, permite un acceso incluso mediante estos teléfonos inteligentes, lo que acelera el uso masivo en la población, aumentando la adaptación cultural tras toda innovación tecnológica. El metaverso es el aquí del futuro.

Minverso es el primer metaverso minero, creado desde Latinoamérica. Nuestra apuesta es fomentar la eficiencia, productividad y seguridad de la industria minera.

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